OPINIÓN: “RETORNO A CLASES: IMPLICANCIAS SOCIOEDUCATIVAS DE LA EDUCACIÓN A DISTANCIA”

Cristian Llévenes Salgado, sociólogo y analista de datos del Proyecto de Formación Inicial Docente (FID) de la Universidad Católica del Maule.

Durante la última semana el Ministerio de Educación ha tratado de impulsar nuevamente el retorno a clases presenciales, anunciando la inyección de más de $25 mil millones de pesos para que los establecimientos puedan adquirir implementos de cuidado para alumnos, docentes y administrativos. Por su parte, el “Plan Paso a Paso” se ha actualizado, de tal manera, que en fase 1 de cuarentena los colegios puedan abrir sus puertas previa autorización del Mineduc. Sin embargo, desde el Colegio de Profesores y de la Fenats (Confederación Nacional de los Trabajadores de la Salud) se ha salido a criticar dicha propuesta, señalando la falta de protocolos claros de seguridad a nivel nacional, lo cual traería un daño sensible a la vida y salud de las comunidades escolares.

Más allá de ambas posturas, y según variados estudios en la temática, durante el transcurso de las clases a distancia, se ha evidenciado un detrimento en el proceso de aprendizaje de los alumnos, agravado en los quintiles de menores ingresos. De acuerdo a la Encuesta Longitudinal de Empleo en Tiempo Real, realizada por la Universidad Católica en octubre del año 2020, más del 84% de los estudiantes del quintil superior recibieron clases por videoconferencia, lo que disminuye en el quintil más pobre, en donde solo el 60,6% de los alumnos accedieron a clases virtuales. Este dato es crítico, ya que se relaciona con las diferencias para acceder a lugares adecuados para estudiar. A modo de ejemplo, según datos propiciados por el Mineduc y el Banco Mundial, en la región del Maule el 97% de los estudiantes del quintil con mayores ingresos accede a dispositivos que posibilitan la formación a distancia, y en el quintil más pobre este porcentaje desciende a un 75%.

Estos aspectos influyen en la posibilidad de que los estudiantes continúen con sus aprendizajes de manera remota, lo que se dificulta al no contar con un espacio adecuado para ello. Al revisar los resultados de la 2da encuesta online “Estamos Conectados” de Fundación Educación 2020, realizada durante noviembre del año 2020, un 77% de los escolares que no disponen de un lugar adecuado para estudiar, aprendieron poco o nada durante dicho periodo académico. Relacionándolo con los datos oficiales de la Agencia de Calidad de la Educación, la cual a través del Diagnóstico Integral de Aprendizajes (DIA) busca analizar los aprendizajes alcanzados por los estudiantes durante el año 2020, se observa que en el área de lectura, entre los cursos de sexto básico y 4° medio, los estudiantes no superan el 60% de los aprendizajes mínimos, y en matemática estos últimos solo alcanzan un 47% de avance.

Si bien estos datos demuestran cómo la pandemia ha afectado el proceso de aprendizaje y enseñanza en los escolares, un aspecto que de igual forma se ha visto desmejorado se vincula a la salud mental de docentes y estudiantes. Desde el Proyecto FID-UCM, el cual está en constante diálogo bidireccional con las comunidades educativas del territorio, se aprecian los altos niveles de estrés, sobrecarga laboral docente, desmotivación y depresión estudiantil, entre otras.

A manera de síntesis, y de acuerdo a la información desplegada, el proceso que ha significado implementar la educación a distancia, ha demostrado las desigualdades en el ámbito educativo a nivel país, situación que durante la pandemia se ha incrementado. Un posible retorno a las clases presenciales significará enfrentar dicha crisis, pero, sobre todo, necesitará del diálogo de los entes gubernamentales a cargo, del gremio de profesores, y de las comunidades educativas, sin lo cual este proceso podría acentuar los problemas que ya se evidencian en la actualidad.