Dr. Hugo Tapia, académico y coordinador de Investigación en el Proyecto de Formación Inicial Docente (FID) de la Universidad Católica del Maule (UCM).
¿Ha escuchado hablar del Efecto Mozart? Este efecto establecía una relación entre escuchar la música de Mozart y el aumento en la inteligencia en bebés, niños e incluso en adultos. Fruto de esta hipótesis surgieron productos, canales en Youtube, y se aplicó en múltiples establecimientos educativos, incluso como reclamo para aumentar la matrícula. Pero la ciencia, como en otras ocasiones, ha terminado por echar por tierra este efecto. ¿Cuántos profesores habrán aprendido o escuchado sobre este mito durante su formación inicial y lo han mantenido como una verdad, sin lograr ningún beneficio real?
La importancia de la investigación en educación es crucial. Las prácticas pedagógicas que profesoras y profesores implementan en sus clases requieren una fundamentación que considere la experiencia en el contexto y los aportes de la investigación educativa. Lograr este habitus es algo que comienza en la formación inicial de los profesores, pues este proceso puede verse beneficiado de la investigación en variados aspectos. Entre ellos, podemos mencionar dos: los resultados de la investigación y el método científico
En primer lugar, la formación inicial se beneficia de los resultados de las investigaciones, pues permiten a las y los futuros profesores estar al tanto de los principales hallazgos en el ámbito educativo, lo que favorecería la mejora de las prácticas en el aula. En segundo lugar, se puede aprender a construir nuevo conocimiento mediante el método científico. Por una parte, las y los profesores en formación pueden aprender a generar conocimiento a partir de las experiencias educativas, utilizando criterios científicos para analizar lo que ocurre en sus establecimientos y aulas. Por otra parte, pueden aprender a aplicar el método científico como una estrategia de aprendizaje para que los estudiantes de los establecimientos educativos construyan conocimiento.
Contar con profesores que apliquen una mirada científica e investigadora a su labor debe ser, por tanto, una preocupación de los centros de formación. Con ello propiciarán la presencia de un profesorado que reconozca la importancia de la actualización permanente, del estudio de su propia práctica y su uso para el aprendizaje de sus estudiantes.