La contingencia sanitaria ha significado un gran desafío no solo en el ámbito de la salud, también desaprender y aprender nuevas formas de contacto y expresión de afecto hacia otros, incluso en la familia más cercana.
Éramos una sociedad del saludo de mano, el abrazo y beso en la mejilla y en unos meses pasamos a un simple gesto. Aprender este último, no es complejo, lo difícil ha sido interpretar este gesto que se expresa a lo lejos como algo afectivo, cariñoso y educado. El simple buenos días cuando llegábamos a algún lugar, hace poco más de un año, era signo para muchos de descortesía, indiferencia y hasta discriminación, hoy a un año de la pandemia, estamos empezando a valorar el simple buenos días o la seña sin contacto físico como un reconocimiento y atención de los otros, que, aunque todavía no está al mismo nivel del abrazo es un saludo cada vez más aceptado.
Cuando este nuevo modo de vincularnos lo llevamos al sistema escolar, surgen más desafíos y nuevos aprendizajes. Las diferencias de acuerdo a la edad son notorias, para los estudiantes de más de 10 años que han tenido experiencia escolar y que en esta pandemia han seguido relacionados al colegio y a sus pares a través de la tecnología, el contacto social está, claramente ha cambiado el soporte que permitía el vínculo con otros, desde lo presencial – cara a cara – a lo virtual, sin embargo, la comunicación y la expresión de emociones se ha mantenido, el cambio está en el canal, esto puede haber afectado a lo mejor la calidad del vínculo con los otros, pero no lo ha eliminado.
En ese sentido, la tecnología ha sido sin duda el gran soporte de la vida social de estudiantes y de adultos también. Sin embargo, si la educación virtual, el “colegio en línea”, “colegio virtual”, lo llevamos a niños de primeros años escolares o preescolares, la situación es totalmente distinta, esto porque el espacio escolar en la primera infancia es un espacio de aprendizaje de conductas sociales básicas, como el respeto por los otros, el respeto de turnos, la empatía y donde el juego cumple un rol muy relevante en la socialización y la expresión de emociones y sentimientos, lo cual se ha perdido en esta pandemia, porque, si pueden acceder a clases en línea, están seguramente con algún adulto de su familia que está atento a resolver cualquier problema que se presente, lo que limita la autonomía y la expresión libre de sus emociones.
En este mismo aspecto, cuando este grupo de escolares vuelva al colegio, no solo deberán aprender protocolos de seguridad, si no que tendrán también que aprender a aprender con otros en una situación cara a cara. El aprendizaje de nociones espaciales, cuantificadores, habilidades lógico matemáticas, leer, escribir, etc., estarán en segundo plano – al menos al inicio – requieren afianzar habilidades comunicativas y de lenguaje que les permitan retomar el desarrollo cognitivo y afectivo que se ha visto limitado en este último tiempo.
Dra. Nancy Lepe Martínez
Coordinadora Académica Proyecto de Formación Inicial Docente FID UCM